Una de las tendencias más presentes actualmente en turismo es la segmentación discontinua, esto es, la fragmentación del mercado entre las propuestas más exclusivas y personalizadas (enfocadas a nichos específicos), y las más eficientes en cuanto a costes y producto ofrecido (el low cost, que no necesariamente equivale al menor precio). Si además se ofrece un valor añadido de diseño, nos encontramos con un nuevo segmento denominado low cost chic.
Los modelos de negocio low cost prescinden de servicios no esenciales y potencian aquellos que realmente valora el cliente (y por los que está dispuesto a pagar). Incluso ofrecen nuevos servicios, que responden a una demanda no atendida por otras fórmulas más convencionales. Esta fórmula, aplicada en hoteles, puede dar un resultado parecido al siguiente:
Ubicación céntrica y bien comunicado.
- Sin servicios complejos de restauración (restaurante a la carta, servicio de habitaciones, desayunos con gran gama de productos…). Posibles alianzas con negocios externos para experiencias gastronómicas, y posible extensión 24h del servicio F&B básico en el hotel con espacios tipo cocina-salón-lounge.
- Internet gratuito en todo el edificio.
- Amenities básicos, quizá orgánicos, en un baño moderno con una ducha de calidad.
- Habitaciones de tamaño reducido, o quizá compartidas entre más gente, con cama de calidad.
Chic&Basic Mayerling
- Decoración sencilla, sugerente y cuidada.
- Mobiliario reducido, armarios y escritorios mínimos, pero quizá con alguna pieza de diseño.
- Importancia de la tecnología y canales propios web/móvil para auto-gestión de reservas.
- TV de plasma y alta conectividad en habitaciones.
- Presencia en redes 2.0 y políticas de promoción innovadoras.
- Sin parking ni gimnasio, pero posiblemente con alianzas externas para estos servicios.
Este planteamiento de reducción de ciertos servicios en favor de otros redunda en un aumento de la eficiencia en la gestión, lo cual contribuye a la creación de un precio competitivo. Además, al gestionar las expectativas del cliente y adaptar el producto a lo que demanda su vivencia, se obtiene una mayor satisfacción global.
En cuanto a la clasificación turística de estos establecimientos, suelen ser hoteles sencillos, hostales, B&B o incluso apartamentos, si bien sus especiales características hacen que sea difícil posicionarlos claramente bajo una simple etiqueta. Clientes que hace un tiempo no habrían aceptado un producto inferior a un 4 estrellas, ahora pueblan estos neo-hostales sin complejos, de igual modo que aprovechan los vuelos baratos para hacer escapadas de fin de semana y gastar el grueso del presupuesto en ocio y compras.
Algunos ejemplos del concepto serían:
Hostal Acuarela (Burgos). Modélico, innovador y creador de tendencia para los nuevos hostales de ciudad. Este establecimiento de 30 habitaciones ofrece tarifas entre 48 y 88€ para sus diversas habitaciones. Además de su agradable ambiente, ofrece gratuitamente un portátil conectado a internet en cada habitación o hilo musical provisto por Spotify.
Chic & Basic. La quinta esencia de este concepto, ya que bajo una misma marca paraguas ofrecen hoteles, hostales y apartamentos que comparten la fórmula cheap-chic. Son 11 alojamientos en total, principalmente ubicados en Barcelona, creciendo hacia Madrid y Amsterdam.
Room Mate. Pioneros de la innovación en el producto, los hoteles de Sarasola se caracterizan por una cuidada puesta en escena y un vínculo con la ciudad a través de las zonas donde se ubican. Buscan una diferenciación mediante el diseño, y un trato cercano en el servicio. El reducido tamaño de la cadena (15 hoteles) no ha limitado su ambición internacional, con 4 de ellos al otro lado del Atlántico.
Gat Rooms. Inicialmente un concepto disruptivo de pensiones 5 estrellas, evolucionaron hacia hoteles y hostales de aire desenfadado. Parece que en los últimos años su expansión ha sido más lenta de lo inicialmente planeado; actualmente forman el grupo 5 establecimientos -3 de ellos fuera de España-, con tipologías diversas.
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