Recientemente se ha presentado un futurista proyecto de hotel colgado sobre una ladera alpina a 2.000m de altitud. Lo impactante de las imágenes ha provocado una viralización de la noticia, a la cual no hemos sido ajenos, y nos ha hecho reflexionar sobre los límites de la innovación técnica. ¿Se debe construir todo aquello que técnicamente es posible? ¿O los proyectos utópicos ayudan a innovar en otros campos?
La innovación tecnológica es usada con frecuencia como vehículo de búsqueda de nuevas experiencias y diferenciación de producto frente a una competencia cada vez más feroz. La propia tecnología se ha encargado de buscar nuevos campos en que explotar en el sector turístico, y es probable que dentro de unos años algunas de esas ideas que hoy parecen imposibles se conviertan en realidad. Pero lo futurista a veces conlleva polémica, como veremos aquí.
La impactante propuesta de hotel del futuro que puedes ver en la foto que ilustra este artículo es obra del joven arquitecto Armin Senoner. La influencia en este proyecto de la arquitectura espectáculo de Zaha Hadid, y en particular de sus habitaciones en el Silken Puerta de América, es evidente (no en vano Senoner ha sido colaborador en su estudio durante algún tiempo).
Espectáculo vs realidad
La propuesta (teórica, ya que de momento no hay planes de que vaya a ser realizada) ha levantado ríos de bites a favor y en contra. Por una parte, la sugestiva belleza de las imágenes y la espectacularidad del entorno han seducido a muchos, aunque sólo sea por soñar un poco.
Por otra, los más ecologistas se han posicionado claramente en contra ante lo que consideran el enésimo atentado al entorno, apenas justificado por un capricho estético o por especulación pura y dura. La imagen de un hotel de casi 30 plantas, construido sobre la ladera de una montaña en un entorno natural de alto valor ¿no recuerda al (mucho menos glamuroso) caso del Algarrobico?
La propuesta de servicio de este hotel multitarget (haciendo un paralelismo con los camarotes por clases sociales del Titanic) ha ocasionado alguna controversia también. Sin embargo, en la actualidad nadie se escandaliza por volar en turista con unos servicios distintos a business. La clave nos la aporta el enfoque del autor, que realizaba una reflexión teórica acerca de los distintos parámetros de lujo y confort presentes en la sociedad, tal como lo explica en su proyecto. En consecuencia, asignaba diferente nivel de servicio según la capacidad adquisitiva manteniendo la unidad exterior del complejo hotelero.
Toda la estructura estaría diseñada para soportar las peores condiciones climáticas, y su potente imagen lanza un mensaje de dominio técnico sobre la naturaleza que, si bien podría ser factible, ¿estaría justificado? ¿Es necesario llegar hasta los últimos confines en busca de experiencias? ¿O precisamente son estas búsquedas utópicas las que inspiran otras conquistas?
Con toda esta información, ¿qué opinas sobre la propuesta?